Crónicas del festival: Cecilia Eraso

Cecilia Eraso compartiendo cafecito post festival con 
Claudia Prado Ana Adjiman, Juan Cruz Capdepón
(nuestro camarógrafo) y Marisa Negri

Cuando me bajé del 128 en la esquina de Güemes y Aráoz había un sol radiante y hasta hacía un poco de calor. Cuando salí, una hora y media después, diluviaba en Buenos Aires y yo ni enterada de nada de lo que pasaba afuera del Normal 6 -y no solo porque el salón de actos, donde leímos ese día del Festival de poesía en escuela, no tuviera ventanas a la calle. 

Fui profesora de Lengua y literatura en un secundario de Capital durante 5 años pero no me había tocado leer mis propios poemas para chicos de un secundario; hasta ese día solo me había limitado a compartir con ellos la lectura de otros poetas, de grandes poetas. Así que la experiencia de presentarme ante ellos yo también como poeta era nueva para mí. 

Cuando el salón de actos se llenó, parecía que no íbamos a poder despojarnos del bullicio pero, con esa capacidad algo maravillosa que tienen los chicos, ambas cosas parecieron posibles y así, frente a muchas chicas y chicos de diferentes edades, poemas míos y uno de Paco Urondo. Y me escucharon y me aplaudieron y aplaudían todo: un poco felices aunque más no fuera por salir del aula y hacer algo distinto, un poco también -me gustaría pensar- por lo que escuchaban. 
Antes de esto, Marisa me Había propuesto elegir un poeta que hubiera sido importante para mí: pensé primero, rápido, en los poetas que leí, siendo yo adolescente, Gelman y Pizarnik. Pero después pensé en seguida en Paco, cuyos poemas no leí hace tantos años pero el resultado de esa lectura fue que cambiara mi manera de escribir poesía y encontrara en él un tono, un modo, los temas, un verdadero maestro, en síntesis. Y por eso quise que ellos también lo conocieran, lo escucharan, se enteraran de que un tipo que militaba y que murió en una emboscada de los militares en los setenta también fue un gran poeta, un exquisito de la palabra a la vez que un poeta nada grandilocuente ni pretencioso. Eso es lo que me encanta de Urondo y espero que algo, un poquito, lo hayan escuchado.
¡Y que se repita! 

Comentarios

  1. que lindo homenaje, te puedo preguntar cùal fue el poema?
    un abrazo
    Angela

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  2. Gracias! El poema de Paco que leí fue "Cada día de que pasa! Saludos

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