Bienvenida Celeste Dieguez al X Festival de Poesía en la Escuela




Celeste participará del X Festival de Poesía en la Escuela en la ES7 de Isla Martín García.



Chicas del 2000



Cuando era chica y tenía pesadillas de noche
mi madre me traía té y una bolsa de agua caliente;
la puerta ventana daba al fondo de casa
más allá estaban la laguna, los juncos
y los pozos de la draga.
Cuando era chica era hija única
mi interior me parecía más apasionante que cualquier experiencia
excepto inventar historias, subir a lugares altos
y apretar bailando lento en los asaltos.
Cuando era chica quería ser detective, veterinaria y escritora
leer el mundo como una partitura,
huellas digitales o un sistema circulatorio
dentro de un cuerpo o en signos sobre una hoja.
Cuando era chica me escondía en el pasillo y miraba
las películas de grandes que pasaban a la noche,
mi madre nunca convivió con ningún hombre
ella decía que su libertad valía mucho más que un marido
mi padre se borró cuando la hiperinflación,
con una familia ya tenía suficiente;
supe del orgasmo antes del primer beso,
la regla me bajó a los trece.
Cuando era chica me gustaban los villanos
y quería ser madre soltera para no compartir las decisiones
usaba una remera negra que decía Harley Davidson
tenía grandes planes para mi futuro
era fanática de Stephen King, me emborrachaba con Gancia
y otras mezclas asquerosas como Tía María;
escondíamos los cigarrillos en el baño de la matiné
que como era en el Club de Pelotas, le decíamos Pelotita’s.
Mi educación sentimental estaba mixturada
como la de muchas hermanas de mi generación
mezcla de todas las películas de preparatoria yanquis
algo intermedio entre Beverly Hills
y Socorro Quinto año, pero bonaerense;
sentía que los temas de Roxette habían sido escritos para mí
y nos colgábamos unos horribles chupetes de acrílico del cuello
sabíamos de manera fantasiosa un poco del sida, un poco de la merca                                                                            
y a los homosexuales del pueblo los llamaban maricones;
las chicas usábamos impulse, los chicos axe
en el diario de poesía leí La zanjita de Desiderio
y un amigo me hizo un tatuaje que nunca se supo bien que era;
yo era chica pero siempre me sentí más grande
andaba con el buffer subido a la máxima potencia.                                                                                            
Cuando fue mi primera vez,
con ese novio fanático de Iron Maiden            
hice con el dedo un dibujo en la luneta de su auto
mientras pensaba – esto era?

Con mis amigas nos creíamos chicas del 2000
y la noche de cambio de milenio en el falcon de José
chocamos contra un árbol
ese día no pasó gran cosa pero la nueva era
trajo aparejados algunos eventos relevantes;
abrimos un bar con mi vieja que se lo tragó el bardo,
empecé a tocar en una murga, abandoné la militancia
me hice un aborto con pastillas
sin contarle nada al chico con el que me iba los sábados
se murió Rodrigo, el país se prendió fuego
me enamoré de un hombre casado
mi amiga Marie quedó embarazada de Lucía.
me partí un diente y cumplí 21 años.
Será que acaso hoy sueno confesional y autorreferente
como me dijo una vez ese poeta choto que había muerto
pero no se había enterado;
será que si estoy hablando de mis cosas
no tendrían que venir a decidir los otros;
será que sobre el cuerpo y la escritura
siempre hay que reservarse la última palabra.




Un útero un nombre una hamaca una habitación propia un baño privado una butaca en el medio ni muy arriba ni muy abajo un asiento individual junto a la ventanilla un juego de cubiertos una celda de máxima seguridad una jeringa recién abierta delante mío la yerba nueva para empezar a cebar un voto universal secreto y obligatorio un hombre que no sea el novio de otra un cepillo de dientes exclusivo para mi boca un jesús personal un cajón donde nada más entre mi cuerpo un numero de pin único e intransferible una clave para el face una clave para hotmail una clave para gmail la clave de homebanking la contraseña del campus la clave inútil de linkedín un solo donante anónimo un preservativo que será usado por primera y última vez una tarjeta sube sacada con mi número de dni un cenicero limpio un solo corazón para toda la vida un solo lóbulo frontal una bolsa de dormir roja un tórax un numero de calzado invariable una lengua en común.



Celeste Diéguez, 1979,Chascomús, Argentina. Publicó  La capital, (Ediciones Vox, Bahía Blanca, 2012),  La enfermedad de las niñas, (Club Hem Editores, La Plata, 2013), El camino americano, (Eloísa Cartonera, Buenos Aires, 2015), La plaza (Malisia editorial, La Plata, 2017), Bondiola mechada (Yaugurú, Uruguay, 2018) y Lo real (Caleta Olivia,Buenos Aires,  2018) .Coordina : El golpe de horno //Taller de chapa y pintura para textos y la Colección de Poesía de Club Hem Editores.


Comentarios