Día 11: El Festival se despide hasta el año que viene


Última jornada del XI Festival de Poesía en la Escuela, nos despedimos hasta pronto (en algunos lugarees se seguirán desarrollando actividades que surgen espontáneamente y están fuera de esta programación).


Cristina Savoia y Patricia Devesa realizaron el taller Un encuentro de perros y gatos, poesía, ilustración y dramatización. A partir del estímulo de poesías de María Teresa Andruetto, María Elena Walsh, Marisa Alonso Santamaría y María Luisa Silva, que descubrieron entre cajitas, tubos y cuadritos, las niñas y los niños se conectaron con el mundo de los animales.

Dieron un lugar especial a las rimas como disparadores para crear las suyas, registradas al dorso de pequeños collages de gatos y perros. Los chicos crearon sus propios gatos y perros raros en títeres de papel y con ellos dramatizaron sus rimas jugando con distintas emociones. En el jardín de Infantes 901, salita de 5 años de ambos turnos, Sara C. de Eccleston, Lomas de Zamora.


Desde Tucumán escribe la poeta y docente Candelaria Rojas Paz: "Sumamos un lugar muy especial a este XI Festival de Poesia en la Escuela, ya que nunca habíamos realizado actividades en la Escuela Técnica donde se realiza la Tecnicatura de Bibliotecología. Fue una jornada especial porque este festival promete multiplicarse en los futuros bibliotecarios.
Entre mates y refresco, el grupo de taller que coordina Gabriel Gómez Saavedra, abordaros distintas temáticas sobre poesía, y al finalizar se realizo una actividad de escritura a partir de la percepción corporal como estimulo y ejemplo de todo lo que se había compartido en la charla.


Gracias inmensas a cada poeta: Mary Mary Lobo, Monica Moni Gray Almonacid, Francisco González, Maria Virginia Weiss, y al poeta Gabriel Gómez Saavedra quien hizo punta para realizar el festival en esta institución.



Agradeciendo especialmente a la Ing. Rossana Hadad, a la profesora Marcela Orellana, al regente del instituto y lxs alumnos y profesoras, por el recibimiento."

Mientras tanto, en la Escuela 22 del barrio porteño de Almagro/Abasto, lxs chicxs se reunían en torno a la luz, convocados por la poeta y bibliotecaria Silvia Castro.




Leían Nocturno, de Oliverio Girondo:

Frescor de los vidrios al apoyar la frente en la ventana.
Luces trasnochadas que al apagarse nos dejan todavía más solos.
Telaraña que los alambres tejen sobre las azoteas.
Trote hueco de los jamelgos que pasan y nos emocionan sin razón.
¿A qué nos hace recordar el aullido de los gatos en celo,
y cuál será la intención de los papeles
que se arrastran en los patios vacíos?
Hora en que los muebles viejos aprovechan para sacarse las mentiras,
y en que las cañerías tienen gritos estrangulados,
como si se asfixiaran dentro de las paredes.
A veces se piensa,
al dar vuelta la llave de la electricidad,
en el espanto que sentirán las sombras,
y quisiéramos avisarles
para que tuvieran tiempo de acurrucarse en los rincones.
Y a veces las cruces de los postes telefónicos,
sobre las azoteas,
tienen algo de siniestro
y uno quisiera rozarse a las paredes,
como un gato o como un ladrón.
Noches en las que desearíamos
que nos pasaran la mano por el lomo,
y en las que súbitamente se comprende
que no hay ternura comparable
a la de acariciar algo que duerme.

En la penumbra del taller, las escrituras de lxs niñxs rondaronn la oscuridad y los miedos.



En Mendoza, Vanesa Maza, la Vane o la seño Vane para los peques, realizò una jornada en la salita de 2 años del jardincito "Arroz con leche", de Guaymallén.

Nos cuenta Brenda Sánchez: "Les acercó el libro "Reír a mares", de María Luz Malamud. Los peques escucharon, imaginaron, leyeron imágenes, inventaron, construyeron sus mares con masa de sal (y se comieron un poquito de mar, de sal y de poemas)."

La actividad estuvo encuadrada dentro del Programa "La literatura mendocina va a la escuela", que llevan adelante Brenda y otras docentes mendocinas. Nos cuentan que: "Propusimos la posibilidad de escuchar poesía utilizando al lobo feroz como hilo conductor para hablar de los sentimientos del mismo (y propios), a través de "Mar Avilloso" de Reír a mares, de M. L. Malamud, comenzamos a jugar con las palabras. Se recitó la poesía utilizando como recurso leerlo expresando diferentes emociones (llorando, riendo, enojado, asustado). Luego se brindó espacio para explorar libremente diversos libros. La actividad libre permitió explorar masa sensorial de sal, los niños eligieron qué color usar y con qué decorarla (usaron caracoles).

Durante semana y media se abordará la lectura de la poesía y con el paso de los días se propone interacción con los papás para crear versos que rimen sobre un mar que represente a sus hijos."

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