14 Festival de Poesía en la Escuela. Día 8, en la E.T. 25 “Teniente Primero de Artillería Fray Luis Beltrán”, por Analía de la Fuente
Lugar: E.T. 25 “Teniente Primero de Artillería Fray Luis Beltrán” de Ciudad de Buenos Aires
Mesa de poetas: Alfredo Luna, Catalina Boccardo y Ana Abbate.
Entra la tarde noche de miércoles al barrio de San
Cristóbal, la esquina de Jujuy e Independencia despide su última luz y se
inicia el turno vespertino en la E.T. 25 de la Ciudad de Buenos Aires. El
auditorio aguarda el encuentro entre estudiantes y poetas.
Acompañados
por su profesora de Lengua y Literatura, Milagros Capetto, 5to 2da y 5to 3ra recibe
a les poetas invitades.
El encuentro tiene (planeamos) como pilares tres
momentos: el primero, en el que cada poeta nos contaría un poco de su recorrido
literario, su encuentro con la literatura y la poesía, incluyendo algunos de
les autores y libros que fueron fundamentales en el pasaje de la lectura a la
escritura; el segundo, de lectura de poemas propios con contextualización (nos
interesa compartir con les estudiantes cómo se llegó a determinada poética) y
el último, en el que cada invitade compartiría con nosotres una consigna de
escritura a partir de la lectura de un poema elegido.
Es sabido que muchas veces los planes distan de la
concreción y entonces lo que ocurre se aleja poco o mucho de lo que teníamos
pensado.
De ese modo, la tarde de ayer nuestrxs invitades
se extendieron en el racconto de su historia literaria, desarrollaron con lujo
de detalles momentos, anécdotas, imágenes, afectos. ¿Cómo empezamos a
sumergirnos en ese mundo intangible y real que es la ficción? Catalina Boccardo
evoca un poemario de Enrique Banchs, El
Cascabel del halcón, sobre el que, nos dice, no entendía demasiado cuando
era chica y sigo sin entender. Si me preguntan de qué trata, no sabría qué
responderles, agrega. Y esa sensación de lo extraño, nos queda claro, convive en
la poeta con la convicción férrea de tener un libro cómplice, un libro amigo,
tan parte de la propia vida como los seres amados a nuestro alrededor.
¿Cómo la Literatura nos atrapa para siempre entre
tonos y aromas? Alfredo Luna nos narra cadenciosamente los paisajes y formas de
Hacia una tierra oscura de la riojana
Lucía Carmona. Y logramos ver las montañas y sentir los vientos y viajar a
nuestro norte para ser testigos, por un momento, de las asperezas del clima, la
dicha del sol superlativo o el amparo de las sombras en la aridez.
La literatura, también, se hace cuerpo cuando Ana
Abbate nos trae a escena su adolescencia y comparte un libro que fue regalo de
su mamá en su adolescencia. Son las Obras
Completas de Alejandra Pizarnik, un libro que le movió el piso y
revolucionó todo lo que había logrado concebir hasta el momento de descubrirlo.
Y al rato, con un entusiasmo y alegría inexplicables, nos muestra El sueño de Úrsula, una novela de María
Negroni que, según ella misma, no sabe qué trata, aunque puede compartir frases
como “Explicar es arrogante”, que le quedan dando vueltas y vueltas en derredor
después de leídas. Es un texto lleno de bombas conceptuales como esa. Y el
libro, el objeto físico en manos de Ana, no puede más de desgajado por tantas,
tantas, tantas, tantas lecturas que lo han recorrido desde su primer encuentro
entre su lectora y él.
Así se nos pasó la tarde, recorriendo momentos y libros y versos, y adversidades del mundo y abrigos del poema, y entonces les estudiantes, antes de dar paso a la lectura de poemas, comenzaron a hacer sus preguntas: ¿qué significó para vos publicar? ¿se puede vivir económicamente de la poesía? ¿hay un antes y un después de la escritura rotundo, un momento que es como un punto de inflexión en la vida de alguien que empieza a escribir? ¿han tenido algún tipo de reconocimiento por sus obras? ¿a alguno de ustedes les faltó el apoyo de sus familias cuando decidieron escribir? ¿qué les inspira, tienen una musa, algo que los impulse a dar vida a los poemas? Y las preguntas se sucedían unas tras otras, y tocó el timbre del recreo y seguimos conversando. Y hasta la profe Milagros se incorporó a la bandada de preguntas para ahondar sobre lo charlado y tal vez desarmar algunos conceptos como “reconocimiento”, “logro”, “búsqueda”, “satisfacción” y “deseo”.
Llegó finalmente la lectura de poemas, dos por
poetas, Catalina nos compartió textos de El
viaje y el ombligo, Ana nos regaló imágenes de El resto es caída y Alfredo nos permitió ingresar a las voces deTestigo infiel y daños personales.
En algún momento de la tarde, alguien trajo al
auditorio unas líneas de Pizarnik: “cada palabra dice lo que dice, y además más
y otra cosa”. Algo de eso queda flotando en el aire de la E.T. al despedirnos.
El lenguaje tiene un cuerpo inmaterial tan profundo que no alcanzan las
palabras para narrar lo que ayer ocurrió entre la poesía, les estudiantes y les
poetas: todo lo que hay es volver a lo dicho y hurgar allí, donde las palabras
reviven y renacen para darnos cada vez nuevos y otros sentidos en su música.
Hermoso encuentro
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