Indolente
viento sopla
El olor de
los jazmines, como una niebla pálida,
menos
presente que evocada
se aloja,
zonza, entre mí y cuál yo demorado.
Y el viento
del sur, arremete sólo para que
ecos de
luz ondas y cuerpos suspendidos
siempre y en nunca vacilante tensión
anden
temblando zig y zag sin explícitas
nomenclaturas sigan, sigan
como
tajador goteo
clavándose
en las persianas
en el mismo
momento recio en que relojera y aficionada
mi ansiosa
pregunta general en desespera
va rasgando
el ramalazo de la lluvia contra la madera o hierro establecidos
por
inquieto misterio a expugnar de los verdores lanzados en savia firme
conclaveada
y estrecha o reticente
ahí afuera,
en la anochecida noche
de titilar
negro
con viento
sur mojado en la intemperie,
estupendo o
estúpido paisaje
donde
maldigo y digo
¿Por qué no
estás para fortalecerme con
tu preciso
y urgente amor reclamando?
....
Después
de que oscuros vientos arrasaron o un remolino en la tierra boscosa
Por After dark vapors de
Keats
I
Después de
que mentidas nublazones
aplastaron
nuestros ríspidos llanos
que llanos
con todo y crestas riesgosas
luminoso
horizonte fueron,
aun y aun
soterrados
durante
tiempo largo y de conformidades silentes
verdad
encapsulada mantuvieron,
en largo
pasan a luz
por compás
de incierta fuminación
llegando en
amanecida y retemplada naciente
de hermano
aire sudoroso y sur,
limpia, en
verbo hablando,
de todas
las manchas dispares de cielos enfermos.
II
El mes
angustioso, aliviado de sus dolores,
hace su ley
y derecho a aspirar el olor de revida.
Visavida en
suspensa intrigada respiración.
Pestañas
azuzando a la frialdad pasajera juegan
como flor
de fango con regocijados pétalos
escaldados
por multiconvocadas rosas
persistentes,
ya y todavía, en las gotas de lluvia
desvergonzando
avaricia y costumbre.
III
Nos rodean,
aquí, ahora, sosegados pensamientos
Apaciguados y no
menos
incisivos
nos abrazan
igual que hojas de reconcilio –fruta madura en naturaleza muerta-
y resuena verano
ido y removiente
de sonrisa
en despunte sobre los acallados ramos
cual
remedada mejilla de adolescente trunca
que añorase
perfumado aliento de infancia
cuando la
arena gradual atraviesa la revuelta y neta hora fijada
de un
palabrero que no más ni menos puede
sino
boquear influjos yertos contra una pared
dolorosamente vuelta
en costoso,
repicante, vivo, angular y celuloso mortero.
Susana
Cella (Buenos Aires). Publicó Tirante, Río de la Plata, Eclipse, De Amor,
Entrevero; El Inglés, Presagio, El saber poético, poemas, relatos
y ensayos en Argentina, Chile, Cuba, España, Estados Unidos, Francia, México,
Perú y Uruguay. Realizó ediciones de poetas y narradores con estudios
preliminares y dirigió volúmenes de estudios literarios. Traduce literatura en
lengua inglesa. Es doctora en Letras UBA, profesora titular e investigadora.
Coordina del Depto. de Literatura del Centro Cultural de la Cooperación.
Colabora actualmente en Radar Libros de
Página 12 y Caras y Caretas.
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