Damos la bienvenida a Marcial Gala que coordinará el Taller para jóvenes ¿Poesía? ¿Qué tú dices?
en el Colegio Nacional de San Isidro el día 6 de septiembre en el marco del IX Festival de Poesía en la Escuela.
Coordinación: Prof. Sonia Bernardes
TE GUSTARÍA ESCRIBIR COMO LOS GRANDES
Claro, te gustaría escribir como lo hacen los grandes,
pero para eso debiste haber tenido experiencias muy distintas,
debiste haber conocido el verdadero París
y no un bar de la calle Argüelles de Cienfuegos
que ni siquiera se llama París,
se llama La Lonja y allí sirven un mejunje de porquería
que ni siquiera es ajenjo,
es puro matarrata o chispa de tren como lo llaman los sabios.
Hasta las mujeres que amaste están marcadas por no ser de París.
Así, es muy difícil solazarse en el verso
como lo logran los grandes,
así sólo te queda adentrarte en tu pequeña verdad
como en una cueva donde entras sin linterna
y donde no siempre sales ileso,
en un túnel al final del cual no está Notre Dame
sino la funeraria de Cienfuegos
y si la suerte te acompaña
saldrá en un periódico de circulación nacional:
Ayer murió el escritor.
¿Y quién es ese? preguntará más de uno
Y tú, ya muerto, te deslizaras sobre la niebla
de la noche insular y sus jardines invisibles
y pensarás en lo fatal de no haber nacido en París,
lugar donde como sauces se alzan los poetas
y los que se creen poetas que es casi lo mismo.
SI A VALLEJO LE HUBIERAN DADO EL NOBEL
Si un segundo antes de morir de inanición
a Vallejo le hubieran dado el Nobel todo sería distinto
Vallejo premio Nobel diría en los libros de historia,
y de seguro a Van Gogh la vida le hubiera reservado algo agradable
justo antes de que se cortara la oreja
justo antes que se perdiera en ajenjo de tanto ser olvidado,
quizás algún marchand compraría alguna de sus obras,
o alguna muchacha de las que pasean por las orillas del Sena
se hubiera detenido un segundo a admirar su cara de atormentado,
de bueno para nada,
todo eso para garantizar el futuro premio Nobel de Vallejo.
Porque si Vallejo fuera premio Nobel
se podría meditar con más calma,
ya no fuera tan precisa la convicción
de que la vida es una mierda.
Siendo Vallejo premio Nobel
tú y yo también seríamos un poco premio Nobel
aunque no nos postularan,
aunque nadie diga se merece un Nobel:
un país de premios nobeles,
un país de bebedores de ajenjo y desorejados.
Vamos a cantarle una nana a la noche.
Vamos a cantarla junto a Van Gogh y Vallejo.
Y los que nunca jamás seremos premios nobeles,
ni de contra: Porque para ser premio Nobel
no basta con morir en París con aguacero.
en el Colegio Nacional de San Isidro el día 6 de septiembre en el marco del IX Festival de Poesía en la Escuela.
Coordinación: Prof. Sonia Bernardes
TE GUSTARÍA ESCRIBIR COMO LOS GRANDES
Claro, te gustaría escribir como lo hacen los grandes,
pero para eso debiste haber tenido experiencias muy distintas,
debiste haber conocido el verdadero París
y no un bar de la calle Argüelles de Cienfuegos
que ni siquiera se llama París,
se llama La Lonja y allí sirven un mejunje de porquería
que ni siquiera es ajenjo,
es puro matarrata o chispa de tren como lo llaman los sabios.
Hasta las mujeres que amaste están marcadas por no ser de París.
Así, es muy difícil solazarse en el verso
como lo logran los grandes,
así sólo te queda adentrarte en tu pequeña verdad
como en una cueva donde entras sin linterna
y donde no siempre sales ileso,
en un túnel al final del cual no está Notre Dame
sino la funeraria de Cienfuegos
y si la suerte te acompaña
saldrá en un periódico de circulación nacional:
Ayer murió el escritor.
¿Y quién es ese? preguntará más de uno
Y tú, ya muerto, te deslizaras sobre la niebla
de la noche insular y sus jardines invisibles
y pensarás en lo fatal de no haber nacido en París,
lugar donde como sauces se alzan los poetas
y los que se creen poetas que es casi lo mismo.
SI A VALLEJO LE HUBIERAN DADO EL NOBEL
Si un segundo antes de morir de inanición
a Vallejo le hubieran dado el Nobel todo sería distinto
Vallejo premio Nobel diría en los libros de historia,
y de seguro a Van Gogh la vida le hubiera reservado algo agradable
justo antes de que se cortara la oreja
justo antes que se perdiera en ajenjo de tanto ser olvidado,
quizás algún marchand compraría alguna de sus obras,
o alguna muchacha de las que pasean por las orillas del Sena
se hubiera detenido un segundo a admirar su cara de atormentado,
de bueno para nada,
todo eso para garantizar el futuro premio Nobel de Vallejo.
Porque si Vallejo fuera premio Nobel
se podría meditar con más calma,
ya no fuera tan precisa la convicción
de que la vida es una mierda.
Siendo Vallejo premio Nobel
tú y yo también seríamos un poco premio Nobel
aunque no nos postularan,
aunque nadie diga se merece un Nobel:
un país de premios nobeles,
un país de bebedores de ajenjo y desorejados.
Vamos a cantarle una nana a la noche.
Vamos a cantarla junto a Van Gogh y Vallejo.
Y los que nunca jamás seremos premios nobeles,
ni de contra: Porque para ser premio Nobel
no basta con morir en París con aguacero.
La Habana, 1965. Egresado del centro nacional de
formación de escritores Onelio Jorge Cardoso, es miembro de la Unión de
escritores y artistas de Cuba, UNEAC. Es arquitecto.
Ha obtenido
los premios: Alejo Carpentier de novela,
el más importante que se entrega en Cuba por una obra de ficción y premio
nacional de la crítica literaria en Cuba, entregado a los mejores libros
publicados en el país, también es premio de la ciudad de Cienfuegos en cuentos
y primera mención en poesía, premio nacional Pinos Nuevos, premio nacional de
talleres literarios, premio nacional Sed de Belleza 1999, entre otros.
Ejerció la
docencia en el Instituto Superior Pedagógico de Cienfuegos. Ha participado en
las Ferias del libro de Ciudad de la Habana, de Guadalajara, de Santo Domingo,
de Buenos Aires, de Córdoba y de Comodoro Rivadavia, ha sido jurado de
importantes premios nacionales cubanos, ha impartido talleres de narrativa y de
poesía, tanto para jóvenes como para adultos y ha dado conversatorios sobre
literatura y cultura cubana durante las ferias de México, República Dominicana y de Córdoba. Efectuó
dos talleres de narrativa cubana contemporánea en el sistema de bibliotecas de la
ciudad y otro sobre preceptiva literaria y narrativa en el mismo sistema de
bibliotecas, actualmente se encuentra dando un taller de grandes escritores
cubanos en el museo de Bellas Artes de Buenos Aires y en agosto comienza un
taller sobre escritores cubanos de todos los tiempos en la Biblioteca Nacional
de Argentina y un taller para jóvenes en el Museo de Bellas Artes de Buenos
Aires.
Ha publicado
dos novelas en Buenos Aires, La catedral
de los Negros y Sentada en su verde
limón, ambas por la editorial Corregidor. Y dos libros de poesía: Moneda de a
centavo (Cuba 2012) y Un extraño pájaro de ala azul (Holanda,
2017)
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