La poesía que nombra (taller en el ISFD 52)


Estamos en el primer año del Profesorado para la Enseñanza Primaria del ISFD52 de Boulogne.
La Prof. Sonia Bernades nos invitó a dialogar con los alumnos que participarán del IX Festival de Poesía en la Escuela en el Colegio Nacional de San Isidro.

Hablamos de los orígenes del festival, allá en la ESB 186 de Villa Celina, de los poetas que nos acompañan desde entonces, de cómo surge en cada uno de nosotros esa voz poética, cómo surge en los chicos.

Vamos de Lorca a Girri, de Whitman a Orozco, compartimos experiencias de talleres en diferentes niveles de enseñanza, hablamos de la Educación por el Arte, pilar de nuestro festival, y del aporte que año a año realizan los músicos, los pintores, los titiriteros...

Luego evocamos nuestro primer contacto con la poesía, y compartimos lo que escribió el querido poeta Leonardo Martínez para la Revista de Poesía en la Escuela:

Mi relación con la poesía empezó una mañana al alba en el corral. Tenía tres años, la Venancia, una criada jovencita, me sacó muy temprano de la cama para la acompañara en su tarea de ordeñe. Los mayores habían determinado que yo debía tomar un jarro de leche al pie de la vaca. Creo que sólo fue un instante. El monte cargado de rocío, la luz naciente detrás de la montaña, el olor materno de los pastos mojados y el gusto de la leche tibia y dulzona grabaron en la memoria del niño un surco de tiempo detenido y en ese surco estaba la semilla, ahora lo sé.

Después el vendaval barrió con todo pero dejó a salvo el surco de tiempo detenido y la semilla en la infancia que perdura”. 


Es un momento precioso. Los alumnos prepararon haikus y me los obsequiaron en una cajita brillante. Leo algunos poemas de Hebra (La Gran Nilson, 2016), contesto algunas preguntas.

Para cerrar la actividad Sonia me invita a proponer un ejercicio de escritura. Y entonces, saco de mi bolso un libro de Verónica Zondek (El hueso de la memoria, Ed. Último Reino, 1995) y leo un extenso poema. 

La consigna es sencilla, cada uno tomará nota de aquellas palabras que le sean significativas y luego armaremos en el pizarrón un extenso campo semántico, con las palabras de todos los presentes.

Separamos en columnas, sustantivos, adjetivos, verbos, construcciones... y por turnos, levantando la mano, construimos el poema.

Este poema:

La sombra mansa habla por la soledad
hierve la memoria
ante ellos
Tiesos los graffittis acechan
los desaparecidos
trepan el tiempo
aúlla la memoria

Leo el poema en voz alta y nos emocionamos.

Cuando pregunto ¿qué título llevaría? varias voces a la vez dicen: Santiago.

La poesía, reflexión vertiginosa, como diría Olga Orozco, manifestándose para que en este taller de poesía un grupo de futuros docentes diga, aquí estamos nosotros. ¿Dónde está Santiago Maldonado?




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