El Puesto de lecturas en fase anfibia (por Ale Cortez) 15 Festival de Poesía en la Escuela en Plottier (Neuquén)

 El Puesto de lecturas en fase anfibia

Es sábado a la mañana. La feria de productores y productoras de Plottier, en la provincia de Neuquén, ya está abierta. Vamos llegando la Minga Literaria Musical a desplegar nuestro puesto que también nutre, es riquísimo y con una gran variedad de colores y gustos. Cargando cajones de verdura pletóricos de libros, alfombras, bolsas, cartelería y otros artilugios, volvemos a convocarnos alrededor de la idea de Minga como hace casi dos años, cada quince días. De a poquito el Puesto de la Minga, que es de lecturas, va tomando forma a veces de casita, otras veces de carpa, otras de barco y hoy una combinación de las tres. Van entrando, a puro abrazo, lectores y lectoras que saben cómo disponer cada elemento intercalando conversaciones por cada hallazgo o cuestión importante que es necesario contarnos. 

La Minga Literaria Musical está integrada por docentes, bibliotecarias, una asistente social, una arquitecta y un músico. Nos encuentra la necesidad de encuentro con quienes respetan, valoran y comparten el capital cultural y simbólico que guardan las narrativas, las poéticas, la música de las diversas culturas del mundo. Nuestro deseo es que todas las personas puedan disfrutar de la belleza manifestada en las artes y también en la naturaleza. En ocasiones, la poesía, la música y la plástica son manifestaciones extasiadas del mundo natural que nos rodea, reinterpretando o intentando traducir formas de belleza y ternura infinitas.

Este año, decidimos sumarnos desde el Puesto de Lecturas al 15° Festival de Poesía en la escuela. Las Poéticas del agua nos convocan. Aquí, hacemos un paréntesis para contarles que hace dos años, al atravesar un ciclo de sequía con bajante del río, uno de los integrantes de la Minga junto con su compañera, también minguera, convocaron a una Ceremonia del agua a orillas del Río Limay. El compañero es originario mapuche y fue quien coordinó dicha ceremonia. Entre las aguas azulísimas y el viento helado, cantamos, danzamos, ofrendamos y le leímos poesía al agua y a los cielos. Esa noche llovió. Un poco pero lo suficiente para volver a recordar cómo era el aroma de la tierra humedecida por la lluvia.

Este año es de mucha agua en el alto valle y en el valle inferior de Río Negro y Neuquén. Preocupa la creciente del río y en la primera hora del puesto de lecturas de hoy, mientras disponíamos libros y otros elementos, una llovizna persistía y nos obligó a abrir el paraguas que trajimos para jugar en torno a la propuesta. 


En un momento paró de llover y con cierta alternancia llegaron, como cada sábado, desde bebés hasta personas adultas mayores que se detienen a mirar, a leer, a que les lean, a jugar y también a conversar. En una mesa dispusimos objetos pequeñitos que simularon un fondo marino con un tesoro escondido. Este mundo de ultramar motivó un texto construido cooperativamente. 


Pato de mar

adentro del lago

Las sirenas

nadan con sus aletas

Peces enojados

porque está todo muy sucio.



En la misma mesa, navegaban libros de cuentos y de poesía sobre ríos, mares, ballenas, barcos, peces, viajes. Una de las mingueras descubrió en su biblioteca personal una afición al agua que la dejó pensando. 


Y por último, en la misma mesa (tenemos una mesa) se dispusieron dos artilugios que con un mismo mecanismo deleitaron a navegantes y orilleros. Dos cajas intervenidas para la ocasión en forma de rotafolios contaban historias de río y de mar. En una, al rotar las páginas, podía leerse la leyenda del Neuquén y el Limay y en la otra, se rotaban diversas imágenes de mundos acuáticos y mediante auriculares se podía oír la lectura de un poema de “Vaivén del agua” de la poeta neuquina Romina Olivero editada con sonidos del movimiento del agua. Al final, nos preguntamos qué es lo que nos hacen en nuestro interior estas cajas en las que miramos algo que sucede dentro. En cierta forma se parecen a cuando nos sumergimos en un un río cristalino y vemos y oímos lo que es extraño al afuera. Una suerte de experiencia singular dedicada a nuestro ser más profundo.


Por el puesto pasó también un poeta de seis años que se detuvo a escribir en su nuevo cuaderno, un poema que contaba de la voz de una campesina de piel morena. 


Una vez más la lectura salió al encuentro y fue bienvenida y celebrada por quienes circulan en la feria de los sábados en Plottier. Siempre agradecen y valoran lo que el Puesto de Lecturas dispone y estimula. Se trata de una idea simple: crear y recrear los universos que la literatura tiene para quien quiera asomarse a recuperar palabras y llevarlas consigo, hacerlas propias, enriquecerse al descubrirlas tal como tesoros ocultos de un fondo marino. 

¡Gracias Poesía en la escuela!





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