Los sonidos del agua: 15 Festival de Poesía en la Escuela en Fiske Menuco (RIO NEGRO) por Carina Nosenzo

 LOS SONIDOS DEL AGUA   

            Carina Nosenzo

Con los bancos corridos y el piso regado de palabras del Diccionario del Agua, el espacio alterado nos significa algo nuevo. Primero somos cuerpos caminando en ese vacío, seguimos los sonidos. Del parlante ubicado sobre una mesa fluye la música de Erik Satie como una catarata. Es martes 12 de septiembre, estamos en el aula 33.

El desorden de las palabras en el suelo dibuja una fuente, un charquito, agüitas que habrá que saltar, esquivar o rozar. Igual que los cuerpos, rozando otros cuerpos caminan, se mueven en círculo, para adelante y para atrás, o en línea recta, con comentarios y risas.

 ¿Qué va a pasar si nos esquivamos? 

¿Y si nos rozamos? 

¿Y si sin querer me tocás?

Vamos midiendo distancias, qué nos dice este lugar ahora acuático. Tomamos un vaso con agua, nos apropiamos del espacio y elegimos un fragmento de él, también nos llevamos palabras “yo quiero la misma” “se la llevaron” “qué voz” “ me gustaba”. 

Después será elegir un lugar chiquito, ese donde estar se sienta tibio y seguro: una esquina, algún banco, un espacio pequeño para hacerlo mío y donde pueda habitar mis palabras. Escribir ahí. Hay color en las mejillas. Otra vez tomamos agua. Soltamos también esos versos, para que los lleve la corriente, para que se encuentren con otros versos que resuenan: 

Liliana Ancalao, 

                            Alberto Fritz,     Laura Devetach, 

                                                                                Matsuo Basho …

Mientras, el juego será ver sin visión, elegir una tela para cubrirnos los ojos y empezar desde ahí a ver. El cuerpo siente la tela, la textura fina, gruesa, tibia o rugosa. 

¿Cuánta luz pasa a través? 

¿De qué color es? 

¿Cambia la temperatura de mi aliento? 

Entonces el sonido llega. 

Es una marea o son olas o gaviotas, pero después una tormenta o un río … está en mutación, es un viaje por un paisaje sonoro sin la necesidad de movernos. 

¿Qué palabra puede transportar la sensación? 

¿Ahí donde empieza a surgir una imagen se forma la palabra? 

Las voces aparecen, como el agua que sube y que baja, son cascada, sonido de nadar, chapoteo… 

Algunas son voces niñas, otras inmensas, salpican, no saben quiénes son, solo han podido ver a través de un sonido y es eso lo que nombran. Le dan forma a una imagen.

El final es un suspiro, un círculo en el piso alrededor del cual nos sentamos, para contar nuestros fuegos. Sin la tela en los ojos volvemos a ver. Y otra vez más agua, no da vergüenza llorar, contar qué le pasó al cuerpo, traer un recuerdo del papá o de la abuelita, acurrucarse, hablarnos hasta del miedo, encontramos en las palabras.

 El taller fue coordinado por las profesoras Laura Dimarco y Carina Nosenzo, en el contexto del 15 Festival de Poesía en la Escuela. En la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Comahue, para la asignatura Lengua y Discurso II del Prof. y Lic. en Comunicación Social. Fiske Menuco (Roca) Río Negro.